Volvamos a lo nuestro


Queridos lectores:

Más de un mes que no me aparesco. Lo siento, en verdad. Pero este semetre ha sido intenso. Aunque no en el sentido académico, universitario y estudiantil. Al contrario, esos tópicos estuvieron a la concordancia de toda realidad juvenil (estres preciso, pero pasando los ramos).
Más bien estos seis meses fueron creativos, imaginarios y estimulantes para cimentar un futuro sueño... Bueno, ojalá uno que no sea tan futuro y se espera que sea realizable a la brevedad. Un anhelo que siento que se podría permutar en una oportunidad. O mejor, en una actividad. Una acción diaria que se tranformaría en profesión, y, a pesar de lo que digan muchos ignorantes en la materia, en una vocación. Sí, me refiero a la escritura.(¿Pensaban otra cosa?). El acto de teclear o escribir; uno sencillo e inculcado en millones de generaciones a través de los siglos (eso creo, porque no soy un historiador); el cual une significados y significantes en una sintaxis de oraciones, ya sean escritas, visuales, sonoras o audiovisuales... Hasta virtuales.. Todas ellas con la necesidad de comunicar. Ese increíble quehacer humano que necesito consumir, que debo producir, y espero que ustedes, fervientes lectores, deseen reproducir en sus propias formas y fondos. Una pasión narrativa que debo perfeccionar y "nunca rendirme jamás". Esta perfomarce de contar, de narra, de crear historias.

De modo que con cámara en mano y un guión -o varios- en la mochila prometo que no habrán más "peros" para evitar vacíos creativos y para seguir contando Playstorias. De eso estoy seguro.

Que pasen felices fiestas, los saluda EL EDITOR.