Estado emocional

Domingo. Día nublado. Silencio. No mucho qué hacer. O sea, hay obligaciones académicas que efectuar y horarios part time que cumplir. Es la idea. Y sólo queda en eso: en una idea, pues no deseo moverme. Hay que cumplir, pero no ahora. Estoy inmóvil, y de esa forma quiero permanecer. Detener los deberes e interrumpir mi aceleración ciudadana. Añoro tranquilidad: alejado de las decisiones y las responsabilidades del momento… Sólo ser. ¿Se podrá? ¿Habrá un momento para realizar un alto, en el tiempo y espacio, y existir?

Mientras, espero y sigo. Medito y acciono, anhelando esa consumación espiritual. Estado de plena emocionalidad… ¿Donde andarás?

Entrelíneas



Diego lee el titular de la noticia principal publicada en el diario matutino: Dos adolescentes mueren atropellados por conductor de Transantiago. María, esposa y madre de gemelos, se pasea preocupada por los pasillos de Urgencia, en el Hospital del Trabajador. Cristina sigue mirando por la ventana de su casa, a la espera que llegue su hija de una fiesta en el barrio alto. El jardinero Panchuelo vuelve a tocar el timbre para que el señorito Damián le abra el portón de la casona, pues los patrones se encuentran en otro viaje de negocios. Y el cabo Miranda, de la segunda comisaría de Carabineros, en la comuna de Vitacura, observa la escena del accidente mientras que su compañero, el cabo Martínez, cubre ambos cuerpos con unas sabanas. Suena un celular. Diego detiene la lectura y contesta.

-Diego…-pronuncia una voz quebrada.

- ¿Tía?-responde extrañado.

-Es la Cristi...

Luto sin respiro. Sangre y hecho real.