Gran evento


Al decir acepto, todo se calma. Los nervios previos se disipan con la brisa veraniega y la autoimpuesta presión se expulsa en sonrisas y euforias amigables. Los invitados comparten comentarios fuera de la iglesia y detrás de la cámara capto sus expresiones. Sentimientos sinceros y múltiples se exponen en cada encuadre, con determinadas facciones. Excepto una. El bello y lozano rostro de ella no aparece, y no tendría porque hacerlo. Estuvo presente pero decidió ausentarse.

Ahora, la alegría inunda el evento, el amor se respira apacible. Dos familias y todos sus integrantes brindan una y otra vez, en la compañia de parientes y amigos. La noche convertida en un gran anacronismo de vivencias mantiene a la luna en su mejor esplendor. Sin embargo, el cámara-men se ausenta de sus labores un momento y bebe el décimo trago. Sentimientos disímiles luchan para no explotar en hirientes palabras. A pesar que se encuentra en una plenitud familiar, falta seguridad en su órgano latente. El rojo viviente se hiere por dentro, en espera. Pero recuerda… Siente el tema musical, el regalo realizado, y respira.

Play otra vez.

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