Decisión 2

Marcela sale del baño y el sonido de la cadena del W.C. suena levemente. La muchacha sostiene un palillo de plástico que en el centro gráfica un sutil signo positivo de color rojo (+).

La pieza de Marcela está completamente desordenada: decenas de atuendos callejeros y escolares yacen en el suelo junto a platos sucios con restos de comida, y cuatro botellas de jugo Suko vacías se encuentran esparcidas alrededor de la cama. En tanto, un quinto recipiente de sabor piña descansa semi-lleno en el velador de la joven quinceañera.

Marce, como apellidan sus amigas del colegio, bota el palillo en el tacho de basura enrejado. Otros tres reposan el fondo del basurero acompañados por sus respectivas cajas, algo chamuscadas. Tres intentos ya realizados. Este sería el cuarto.

El reloj colgado en la pared indica las 12 am.

Marcela se sienta encima de la cama, abre el cajón del velador y saca una tira con dos píldoras blancas. La sostiene en su mano, mirándola detenidamente. Detrás de ella, la pared de la habitación expone diversas fotografías donde sale en compañía de un joven escolar. Ambos se ven abrazados, sonrientes y en una sola foto se están besando. Marcela se da vuelta para ver las imágenes y se queda apreciando una en particular: un retrato suyo dibujado a mano con fino pincel carbonizado, en el cual se expone desnuda entremedio de unas sabanas. La representación tiene una dedicatoria que Marcela lee sin emitir sonido alguno. Sólo gesticula.

Tú eres única… F.T.

La quinceañera saca las pastillas de las cavidades de la tira y se las lleva a la boca, mezclándolas con un poco de jugo. Las traga rápidamente, conservando la atención en su retrato.

Un calendario señala que los cuatro primeros días del mes de enero están tachados con cruzes rojas. Marcela está recostada en la cama emulando una posición fetal con ambas manos apretando su vientre. Y junto a ella, un celular reproduce la canción Thank you de Alanis Morrissette a medida que vibrar con mayor amplitud, como su tuviera alma propia. En la pantalla del móvil se ve que está recibiendo una llamada de un tal Federico Tapia. Marcela va a contestar, pero el celular deja de temblar. La melodía se acaba.

-Y mi adolescencia también-, piensa la escolar cuando se muestra que sobre el velador está la tira de comprimidos vacía, en una posición que ilustra su nombre: Postinor-2.

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